ABANDONADAS A SU SUERTE POR LAS INSTITUCIONES ESTATALES
Fuente: Redacción Canarias Semanal
Con una economía sin alternativas al desplomado sector de la construcción y una cifra oficial de 258.264 desempleados, la situación social del Archipiélago canario puede calificarse, sin exageraciones retóricas, como absolutamente dramática. Hace apenas una semana informábamos, desde las páginas de esta misma publicación digital, de que según estimaciones de la Federación Canaria de Municipios unas 40.000 familias isleñas que no cuentan con ningún tipo de ingreso sobreviven hoy con las ayudas de emergencia social repartidas por los ayuntamientos. Del mismo modo que alertábamos de la llamada de atención efectuada por las corporaciones locales al gobierno autónomo, ante su incapacidad para hacer frente a la creciente demanda de este tipo de ayudas.
De manera significativa, las diferentes administraciones del mismo Estado que ha inyectado miles de millones de euros para el rescate del sector bancario, aseguran carecer de fondos para evitar que los ciudadanos damnificados por la Crisis económica capitalista caigan en la exclusión y la marginalidad. Con la inhibición de dichas administraciones, un número creciente de canarios se está viendo abocado a vivir de la caridad. El sustituto -inaceptable- de la justicia social con el que la Iglesia católica española justifica sus seculares privilegios económicos y sociales. Según los datos suministrados por Cáritas Diocesana en los últimos meses se ha multiplicado el número de familias que tienen que acudir a las ayudas repartidas por esta institución. Lotes de comida y pequeñas cantidades con las que afrontan el pago de facturas de agua, luz y alquileres.
En los seis primeros meses del año las 124 parroquias que conforman la Diócesis de Canarias ya habían atendido a 5.007 familias, mientras que en el conjunto de las iglesias se había atendido a cerca de 11.000 unidades familiares. De acuerdo a estos datos, los responsables de Cáritas estiman que el año 2011 podría cerrarse con un volumen final de 20.000 familias auxiliadas. Casi el doble que en el periodo anterior.
Según Elena Henríquez, coordinadora de Desarrollo Institucional de Cáritas, "la demanda de comida no ha dejado de crecer en los últimos tiempos". El incremento de las familias que dependen de estas ayudas para satisfacer sus necesidades más básicas indica a las claras cómo está afectando la Crisis a las clases trabajadoras de Gran Canaria. En los municipios del sureste se ha atendido en el primer semestre de 2011 a 320 familias, mientras que en todo el 2010 fueron 420. Algo similar sucede con los barrios más desfavorecidos de la capital. En la Vega de San José, perteneciente al Cono Sur, 433 familias recurrieron a las ayudas de la parroquia durante el 2010 y solamente en los seis primeros meses de 2011 ya han acudido a la misma 456 familias. En el centro de la isla la tendencia es similar, aunque con un menor volumen de atendidos: 139 en 2010 por 127 hasta mediados de 2011. En Teror son unas 40 las familias beneficiadas y una 20 en el municipio de Valsequillo.
El perfil de los beneficiarios - según el cura Marcos Soro - corresponde principalmente a parados de larga duración, ancianos, madres solteras y familias monoparentales y polinucleares.
Fuente: Redacción Canarias Semanal
Con una economía sin alternativas al desplomado sector de la construcción y una cifra oficial de 258.264 desempleados, la situación social del Archipiélago canario puede calificarse, sin exageraciones retóricas, como absolutamente dramática. Hace apenas una semana informábamos, desde las páginas de esta misma publicación digital, de que según estimaciones de la Federación Canaria de Municipios unas 40.000 familias isleñas que no cuentan con ningún tipo de ingreso sobreviven hoy con las ayudas de emergencia social repartidas por los ayuntamientos. Del mismo modo que alertábamos de la llamada de atención efectuada por las corporaciones locales al gobierno autónomo, ante su incapacidad para hacer frente a la creciente demanda de este tipo de ayudas.
De manera significativa, las diferentes administraciones del mismo Estado que ha inyectado miles de millones de euros para el rescate del sector bancario, aseguran carecer de fondos para evitar que los ciudadanos damnificados por la Crisis económica capitalista caigan en la exclusión y la marginalidad. Con la inhibición de dichas administraciones, un número creciente de canarios se está viendo abocado a vivir de la caridad. El sustituto -inaceptable- de la justicia social con el que la Iglesia católica española justifica sus seculares privilegios económicos y sociales. Según los datos suministrados por Cáritas Diocesana en los últimos meses se ha multiplicado el número de familias que tienen que acudir a las ayudas repartidas por esta institución. Lotes de comida y pequeñas cantidades con las que afrontan el pago de facturas de agua, luz y alquileres.
En los seis primeros meses del año las 124 parroquias que conforman la Diócesis de Canarias ya habían atendido a 5.007 familias, mientras que en el conjunto de las iglesias se había atendido a cerca de 11.000 unidades familiares. De acuerdo a estos datos, los responsables de Cáritas estiman que el año 2011 podría cerrarse con un volumen final de 20.000 familias auxiliadas. Casi el doble que en el periodo anterior.
Según Elena Henríquez, coordinadora de Desarrollo Institucional de Cáritas, "la demanda de comida no ha dejado de crecer en los últimos tiempos". El incremento de las familias que dependen de estas ayudas para satisfacer sus necesidades más básicas indica a las claras cómo está afectando la Crisis a las clases trabajadoras de Gran Canaria. En los municipios del sureste se ha atendido en el primer semestre de 2011 a 320 familias, mientras que en todo el 2010 fueron 420. Algo similar sucede con los barrios más desfavorecidos de la capital. En la Vega de San José, perteneciente al Cono Sur, 433 familias recurrieron a las ayudas de la parroquia durante el 2010 y solamente en los seis primeros meses de 2011 ya han acudido a la misma 456 familias. En el centro de la isla la tendencia es similar, aunque con un menor volumen de atendidos: 139 en 2010 por 127 hasta mediados de 2011. En Teror son unas 40 las familias beneficiadas y una 20 en el municipio de Valsequillo.
El perfil de los beneficiarios - según el cura Marcos Soro - corresponde principalmente a parados de larga duración, ancianos, madres solteras y familias monoparentales y polinucleares.
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